miércoles, 16 de septiembre de 2009

Sobre Maximiliano Murad

Entre la imaginación y el lenguaje

Si la obra de arte no vale ya por lo que imita, sino por lo que expresa y el de constituir un "lugar" desde donde mirar el mundo, pues bien, el mundo de Maximiliano Murad está envuelto en una gran sospecha… ¿Qué hay detrás de la seductora curiosidad con la cual recorremos su arquitectura?, ¿su gracia inquietante, barroca; absurda por momentos? Descubriremos, quizá más allá de su indiscutible gráfica una ciudad que ha tomado vida propia; sus habitantes han mutado y su energía se visualiza en semejantes contrastes. Como un cuestionamiento de la realidad aparente, Occidente asoma detrás del juego de la ironía.
En la serie "Dibujos Ambidiestros" pasa del plano de la representación a un planteo semiótico, en donde los signos ya no refieren un mundo exterior, narrativo o existencialista, sino a una propuesta de proceso ideológico, autónomo y cuya mirada estética depende también del ojo cómplice y activo del espectador.
El "pensamiento" es el que sostiene ambos proyectos, el que decide las posibilidades de la imaginación, la metáfora, lo lúdico; pero también la obra como reflexión y lenguaje. Más allá de sus logros formales y de su impecable técnica, es el pensamiento el que define la obra de este joven artista como tal.

Dante Montich
Córdoba, Mayo de 2009